Dignidad en Niños y su Importancia para la Odontopediatría
- bigginimirella
- 20 may 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 1 ago 2022
Lo que entendemos por “dignidad” actualmente, ha sufrido un cambio substancial desde que este valor surgió́ en la sociedad de la antigua Roma, hasta que fue incorporado en la cultura cristiano-occidental: pasó de ser una conquista individual a ser inherente a la condición humana, sin posibilidad de obtenerla o perderla, ni de graduarla, considerándola, hoy por hoy, como absoluta, constitutiva e intrínseca de cada persona.
De esta forma, hoy debemos entender que nadie puede atribuir ser y valor a otros, pero sí reconocer estos en alguien.
Entonces, si como odontopediatras re-conocemos a nuestros pacientes como pares en el valor, estamos respetándolos, considerándolos actores sociales activos y participativos, los vemos como interlocutores válidos, con quienes se puede dialogar y llegar a consensos.
De esta forma los acompañamos en el recorrido de su infancia, en su desarrollo humano y moral que involucra también el desarrollo de su propia autonomía.
Es evidente que cada uno de nuestros pacientes tiene una singularidad única, esa particularidad irrepetible e insustituible, propia de cada ser humano y expresada en cada uno de los niños y niñas.
Pero, si no nos detenemos a mirarlos con atención, no podremos percibir aquello y eso nos limitará al momento de conectarnos con sus necesidades, esperanzas, deseos y sueños.
Esto último, parece ser uno de los ejes diferenciadores en los profesionales que atendemos niñas, niños y adolescentes, eso que nos permite vincularnos desde el encuentro con el otro, entregando con amor todo lo que somos como profesionales y como personas.
Sin embargo, para lograrlo, es fundamental sentir la convicción sobre el respeto y la dignidad que poseen como seres humanos, ya que es esta misma CONVICCIÓN la que legitima el trato que merecen los niños.
Entonces, reconocer su participación como una meta en sí misma, el derecho a intervenir e involucrarse en todas las decisiones que afecten su vida, mirarlos no solo como sujetos de derecho, sino como actores sociales en su propia vida y en la sociedad, es absolutamente indispensable para lograr la evolución de la cultura.
Un niño que vive la experiencia de ser comprendido, considerado y escuchado con atención e intención, se sentirá valorado y respetado, por lo que su entrega a la atención será diferente, se logra una relación de confianza, básica para el logro de un tratamiento exitoso.




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